Salvia Greggii Emperor
De todo el enorme grupo de salvias microphyllas / X jamensis /greggii, la salvia greggii es a la que menos le gusta la humedad. Así y todo, en Buenos Aires, si uno se ocupa de darle sus condiciones (mucho sol, poco riego), es una planta noble que florece muchísimo. (con riego, o con poco sol, se vuelve más paluda y vive menos años.) Es un arbusto de porte bajo, que agradece la poda de formación en verano, y que atrae colibríes, mariposas y abejas.
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Salvia microphylla Sweet Laura
Cultivar bicolor de salvia microphylla con flores que van del crema al borravino. De excelente estructura llega a los 80 centímetros de alto, floreciendo desde primavera hasta otoño, con un descanso en enero si se le hace una oportuna poda de formación. Las salvias microphyllas prefieren el pleno sol y poco riego. Toleran las heladas y no pierden el follaje durante el invierno. Son originarias de zonas semidesérticas de la Sierra Madre en México.
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Salvia pratensis rosa
De los prados de los alpes Europeos la salvia pratensis resiste hielo y nieve. Forma una roseta basal de la que emergen en primavera largas varas de flor que generan un impacto visual seguro. Cuando termina la floración conviene cortarle todas las varas secas, lo que consigue que la roseta se rearme y vuelva a florecer en otoño. El cultivar rosa es bastante alto y con flores grandes.
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Salvia desoleana
Con muchas similitudes con salvia sclárea, salvia desoleana en vez de ser bianual es perenne. Originaria de la isla de Cerdeña, tolera bien el clima de Buenos Aires siempre que se le otorgue un lugar soleado y seco. Las hojas son texturadas y aromáticas y la floración es impactante.
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Salvia rádula
Originaria de las montañas de Sudáfrica, la salvia rádula tiene un follaje aromático de un verde agrisado, que no se eleva demasiado y desde donde emergen largas varas de flores blancas. Tolerante a la sequía, prefiere algo de riego, y sobre todo mucho sol. Una adición impactante para cualquier cantero.
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Buddleja tubiflora (buddleia)
Espectacular Buddleja que llega a tres metros de altura. Originaria de Argentina, sur de Brasil y Paraguay, se adapta estupendamente bien en el clima de Buenos Aires donde florece casi permanentemente. Alimento de colibríes y mariposas, follaje agrisado, qué más se le puede pedir a esta nativa.
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salvia lyrata
Salvia African sky
En un jardín botánico en Nueva Zelanda apareció este híbrido espectacular, de madre salvia scabra, y padre s. chamelaeagnea, o al revés, quién sabe... de todas maneras dos salvias sudafricanas, y de allí su nombre. De entre 60 y 80 centímetros de altura y aspecto silvestre florece de forma continúa entre primavera y otoño. Para más yapa, tolera las heladas. Indispensable.
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Salvia Greggii blanca
De todo el enorme grupo de salvias microphyllas / X jamensis /greggii, la salvia greggii es a la que menos le gusta la humedad. Así y todo, en Buenos Aires, si uno se ocupa de darle sus condiciones (mucho sol, poco riego), es una planta noble que florece muchísimo. (con riego, o con poco sol, se vuelve más paluda y vive menos años.) Es un arbusto de porte bajo, que agradece la poda de formación en verano, y que atrae colibríes, mariposas y abejas.
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Cuphea micropetala (cufea)
Arbusto de origen mexicano, de follaje verde oscuro, que a fines de verano se puebla de flores rojo y amarillo. En zonas de heladas severas, en primavera rebrota desde la base.
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